El Salvador es uno de los países
con mayor índice de homicidios en el mundo. La violencia de las pandillas
provoca la muerte de un alto número de jóvenes y niños. La incorporación masiva
de jóvenes de corta edad a las pandillas se produce en relación al grado de
marginación social que viven. Desde hace más de veinte años el problema de las
pandillas se ha convertido en la mayor preocupación de los salvadoreños. Varios
gobiernos se han sucedido y ninguno de ellos ha podido dar solución al
problema. Mientras tanto, las preciosas vidas de jóvenes y niños continúan
perdiéndose.
Ante ello, la iglesia asume su
responsabilidad dedicándose a la tarea de prevención de la violencia. Las
células infantiles no solo son un método de evangelismo de los niños sino
también el recurso por el cual se les brinda el calor de familia que no
encuentran en sus hogares. Se les brinda una opción de aprecio diferente al de
las pandillas y se les forma bajo los valores del evangelio.
Cuando uno de esos niños, de 4
años de edad, viviendo en condiciones de riesgo en un barrio pobre llegó a la
iglesia y se le preguntaba qué deseaba ser cuando fuera grande: Pandillero, era
la respuesta. Ahora, después de algunos meses de relacionarse con el evangelio
y sus enseñanzas, responde que desea ser un bombero.
En la actualidad, la asistencia
de niños a nuestras células infantiles es de un poco más de 28,000. Nuestra
meta es poder alcanzar los 100,000. Porque ésta cantidad es casi el 10% de la
población de la ciudad y, consecuentemente, puede provocar un impacto
perceptible. Esa es la visión bajo la cual desarrollamos nuestro trabajo con
células infantiles y es la motivación principal. Ver un país transformado por
el evangelio de Cristo comenzando con los niños.
TRADUCCIÓN AL INGLÉS
The vision of
children’s cells.
El Salvador is one of the countries with the
highest homicide rate in the world. Gang violence causes the death of large
numbers of youth and children. The massive influx of younger kids to gangs is
produced in relation to the degree of social marginalization they live in. For
over twenty years, the gang problem has become the major concern of
Salvadorans. Several governments have succeeded one another and any of them has
been able to solve the problem. Meanwhile, the precious lives of young people and children continue to be
lost.
In response, the church takes responsibility
dedicated to the task of preventing violence. Children’s cells are not only a
method of evangelism for children but also the resource through which they are
able to experience the family warmth they cannot find in their homes. They are presented
with a choice of appreciation different than the one of gangs and are trained
on gospel values.
When one of those children, a 4 years old one,
living in conditions of risk in a poor neighborhood came to the church and was asked
what he wanted to be when he grew up: A gang member, was his answer. Now, after
a few months of relating to the gospel and its teachings, he answers that he
wants to be a firefighter.
Currently, children’s assistance to our cells is
slightly more than 28,000. Our goal is to reach 100,000. Because this amount is
nearly 10% of the city’s population and therefore, can cause a noticeable
impact. That is the vision under which we develop our work with children’s cells
and it is the main motivation. To see a country transformed by the gospel of
Christ starting with children.