La pandemia del nuevo coronavirus y su subsecuente confinamiento fue un golpe frontal para las iglesias tradicionales cuyas actividades están centradas en el edificio. Con la prohibición de las reuniones masivas los cultos de domingo se tuvieron que suspender y las personas quedaron desconectadas. Muchos sintieron que la vida de la iglesia se había cancelado y, por eso, surgieron ideas como la de pensar que se trataba de una conspiración en contra de los cristianos. Algunos pastores adoptaron una actitud de desobediencia civil al pensar que lo correcto era mantener los edificios abiertos y las reuniones masivas activadas dado que era necesario «obedecer a Dios antes que a los hombres». Esas ideas cobraron sentido debido a la concepción tradicional de identificar a la iglesia con el edificio y las actividades que allí se realizan.
Por su parte, la iglesia celular recibió el mismo golpe en lo que respecta a sus reuniones de celebración. Pero, cuando las condiciones lo permitieron, las reuniones pequeñas en las casas reanudaron su actividad permitiendo a los creyentes ejercer sus funciones de evangelismo, edificación y comunión antes de que las reuniones en los edificios fueran autorizadas y fueran aconsejables. La comprensión de la iglesia como un organismo que posee dos alas (la reunión masiva en el edificio y las reuniones pequeñas en las casas) fue clave para adaptarse a las nuevas circunstancias y para continuar la misión de hacer discípulos a las naciones. La historia del cristianismo ha llevado a la iglesia a enfrentar momentos de dificultades y de persecuciones. Pero su diseño como una entidad de dos alas siempre le permitió ser victoriosa. Lo mismo ocurre hoy en día. El modelo de la iglesia del Nuevo Testamento continúa demostrando ser válido.
TRADUCCIÓN AL INGLÉS
The two-wing church in the face of the pandemic
The new coronavirus pandemic and its subsequent confinement was a frontal blow to traditional churches whose activities are centered in the building. With the ban on mass gatherings, Sunday services had to be suspended and people were disconnected. Many felt that the life of the church had been canceled and, therefore, ideas came up such as thinking that it was a conspiracy against Christians. Some pastors adopted an attitude of civil disobedience, thinking that the right thing to do was to keep the buildings open and the mass gatherings activated since it was necessary to “obey God rather than men.” Those ideas made sense due to the traditional conception of identifying the church with the building and the activities that take place there.
For its part, the cell church took the same blow when it came to its celebration meetings. But, when conditions permitted, small house meetings resumed their activity, allowing believers to exercise their functions of evangelism, edification, and fellowship before building meetings were authorized and were advisable. The understanding of the church as an organism that has two wings (the massive gathering in the building and the small meetings in the houses) was key to adapting to the new circumstances and to continuing the mission of making disciples of the nations. The history of Christianity has led the church to face times of difficulty and persecution. But its design as a two-winged entity always allowed it to be victorious. The same is true today. The model of the New Testament church continues to prove valid.
TRADUCCIÓN AL PORTUGUÉS
A igreja em duas asas encarando a pandemia
A nova pandemia causada pelo Corona vírus e o confinamento que se sucedeu foram um golpe muito forte para as igrejas tradicionais cujas atividades estão centradas no prédio da Igreja. Com a proibição das aglomerações, os Cultos de Domingo tiveram que ser suspensos e as pessoas se desconectaram. Muitas sentiram como se a vida da Igreja tivesse sido cancelada e, portanto, alguns chegaram a encarar o vírus como uma conspiração contra os cristãos. Alguns pastores adotaram uma postura de desobediência civil, entendendo que o correto seria manter as igrejas abertas e consequentemente as reuniões funcionando, pois era necessário “obedecer a Deus e não aos homens”. Tais ideias faziam sentido para estas pessoas por conta da ideia tradicional em que a igreja é identificada com o templo e as atividades que lá acontecem.
A Igreja em células tomou o mesmo golpe no que diz respeito aos encontros de celebração. Mas quando as condições passaram a permitir, os pequenos encontros voltaram a acontecer nas casas, permitindo que os crentes exercessem suas funções de evangelismo, edificação e comunhão – mesmo antes da autorização para que o templo fosse concedida ou aconselhável. O entendimento de que a Igreja é um organismo composto de duas asas (os grandes encontros no templo e os pequenos encontros nas casas) foi a chave para permitir a adaptação às novas circunstâncias e poder continuar a missão de fazer discípulos nas nações. A história do cristianismo tem levado a Igreja a encarar tempos de dificuldade e perseguição. Mas seu modelo no formato de duas asas tem permitido viver vitoriosamente. Isso vale para nossos dias. O modelo no Novo Testamento continua a se comprovar como válido hoje.
