jueves, 20 de junio de 2013

EL SACERDOCIO DE TODOS LOS CREYENTES.


La diferencia fundamental entre la Iglesia Católica Romana y las iglesias evangélicas no reside en hechos visibles como el uso de imágenes, las vestiduras sacerdotales, la liturgia exuberante, el culto a María y otros aspectos que usualmente se mencionan. La diferencia se encuentra en la concepción de cómo el ser humano puede relacionarse con Dios.
Para los católicos el ser humano solamente puede acercarse a Dios por medio de la iglesia, quien es la dispensadora de la gracia. Esa gracia se otorga a los seres humanos por medio de los sacramentos y, estos a su vez, solamente pueden ser administrados por los sacerdotes. Sobre la base de esas premisas no es difícil comprender la clásica afirmación católica que fuera de la iglesia no hay salvación.
Por nuestra parte, las iglesias evangélicas creemos que el ser humano puede acercarse directamente a Dios sin la mediación de la iglesia y de ningún otro ser humano. La fe sola es el medio por el que el hombre pecador encuentra la justificación. Aunque las personas que poseen los ministerios son apreciados, en ningún momento se piensa que ellos puedan ser los canales por los que la gracia salvadora de Dios fluye.
Esto coloca a los creyentes en las iglesias evangélicas en una igualdad de condiciones bajo la convicción que es Dios quien salva al ser humano y no el ser humano quien se salva a sí mismo. Esta realidad básica muchas veces es descuidada y los creyentes adoptan la actitud cómoda de abandonar su misión para dejar que unos pocos profesionales a tiempo completo la desarrollen.
El modelo celular tiene la ventaja de animar a todos los creyentes a ser protagonistas de la misión de la iglesia. Provee recursos de entrenamiento para que todos hagan la obra del ministerio. Ofrece los espacios suficientes para que todos puedan ejercitar sus dones espirituales. De esta manera, se desarrollan las condiciones para vivir a profundidad lo que esencialmente se define como el ser evangélico.


TRADUCCIÓN AL INGLÉS

The priesthood of all believers.

The fundamental difference between the Roman Catholic Church and the evangelical churches doesn’t reside in visible deeds such as the use of images, the priestly garments, the exuberant liturgy, the cult of Mary and other aspects that are usually mentioned. The difference lies in the conception of how the human being can relate to God.
For Catholics humans can only approach God through the church, who is the dispenser of grace. That grace is given to human beings by means of the sacraments and these in turn, can only be administered by the priests. On the basis of those premises is not difficult to understand the classic Catholic statement that there is no salvation outside the church.
For our part, evangelical churches believe that humans can approach God directly without the mediation of the church and of any other human being. Faith alone is the means by which sinful man can find justification. Although people who have ministries are appreciated, at no time we think they can be the channels through which the saving grace of God flows.
This places believers in evangelical churches in a level playing field under the conviction that it is God who saves the human being and not the human being who saves himself. This basic fact is often neglected and believers adopt the laid-back attitude abandoning their mission to let a few full-time professionals develop it.
The cell model has the advantage of encouraging all believers to be protagonists of the church’s mission. It provides training resources for everyone to do the work of ministry. It offers sufficient space for all to exercise their spiritual gifts. In this way, the conditions to live in profundity what essentially is defined as being evangelical are developed.


TRADUCCIÓN AL PORTUGUÉS

O sacerdócio de todos os crentes.

A diferença fundamental entre a igreja católica romana e a igreja evangélica não ó o uso de imagens, vestes sacerdotais, liturgia, o culto à Maria ou outras diferenças comuns. Antes, a maior diferença está em como um ser humano pode se relacionar com Deus.
Para os católicos, as pessoas só podem se aproximar de Deus por meio da igreja, que é a distribuidora da graça. Essa graça é dada às pessoas na forma dos sacramentos, e esses sacramentos, por sua vez, somente podem ser ministrados pelos sacerdotes. Com base nessa premissa, não é difícil entender por que os católicos creem que não há salvação fora do âmbito da igreja (e essa significa ser a igreja deles).
Da nossa parte, as igrejas evangélicas creem que o ser humano pode se aproximar diretamente de Deus, sem a mediação da igreja ou outro ser humano. Somente a fé é suficiente para que o pecador possa encontrar justificação. Embora sermos gratos a Deus pelos líderes com dons no corpo de Cristo, não cremos que eles possam servir de canais por onde flui a graça salvadora de Deus .
Isso coloca o crente nas igrejas evangélicas num nível de convicção de que é Deus que salva o ser humano e não o ser humano que se salva a si mesmo.  Esse fato básico muitas vezes é negligenciado, e quando isso acontece, os crentes se acomodam e esperam que profissionais de tempo integral façam o ministério por eles.
O modelo de células tem a vantagem de encorajar cada crente a ser um ministro e cumprir a sua missão. Esse modelo provê treinamento para todos se envolverem no ministério. Dá espaço suficiente para que cada um exercite os seus dons espirituais. Dessa forma, ajuda os crentes evangélicos a realmente praticar o sacerdócio de todos os crentes.

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