jueves, 27 de noviembre de 2025

NADIE SE SALVA SOLO

Las reuniones en las casas son atractivas porque en ellas la fe vuelve a tener rostro, calor y nombre propio. En una casa, cada persona es vista y escuchada. No hay multitudes que diluyan la identidad; hay miradas que reconocen y abrazos que sanan. Allí, la fe deja de ser un discurso dominical para hacerse relación viva, cercana, cálida. No es casualidad que Jesús eligiera tantas veces el hogar como escenario de sus encuentros: en la sala, en la cocina o en torno a una comida, el reino se hacía tangible.

Las reuniones domésticas también despiertan los dones del pueblo de Dios. En grupos pequeños, todos pueden orar, preguntar, enseñar y aprender. El evangelio se encarna en la conversación, en la experiencia cotidiana de la familia, el trabajo o la enfermedad. Así, el cristianismo vuelve a ser conversación más que conferencia, vida más que rito.

En un mundo herido por la soledad, la casa vuelve a ser espacio de sanación y pertenencia. Como Agustín lo afirmaba: «No hay salvación fuera de la comunidad, porque nadie se salva solo». No se trata de nostalgia, sino de redescubrir la Iglesia viva, la que nace del encuentro y crece en la mesa compartida. La casa recuerda que el templo verdadero es el cuerpo de Cristo que se reúne, se cuida y se alegra.

 

 

TRADUCCIÓN AL INGLÉS


No One Is Saved Alone

Gatherings in homes are deeply appealing because, in them, faith once again takes on a face, warmth, and a personal name. In a home, each person is seen and heard. There are no crowds that blur identity; instead, there are gazes that recognize and embraces that heal. There, faith ceases to be a Sunday discourse and becomes a living, close, and heartfelt relationship. It is no coincidence that Jesus so often chose the home as the setting for his encounters: in the living room, in the kitchen, or around a meal, the Kingdom became tangible.

Home gatherings also awaken the gifts of God’s people. In small groups, everyone can pray, ask questions, teach, and learn. The Gospel becomes incarnate in conversation, in the everyday experiences of family, work, or illness. Thus, Christianity becomes more of a conversation than a conference—more life than ritual.

In a world wounded by loneliness, the home once again becomes a space for healing and belonging. As Augustine affirmed: “There is no salvation outside the community, for no one is saved alone.” This is not about nostalgia, but about rediscovering the living Church—the one born from encounter and grown around the shared table. The home reminds us that the true temple is the Body of Christ gathered, cared for, and rejoicing together.


TRADUCIÓN AL PORTUGUÉS 

Ninguém é Salvo Sozinho

As reuniões nos lares são profundamente atraentes porque nelas a fé novamente recebe um rosto, o calor e um nome próprio. Nas casas, cada pessoa é vista e ouvida. Não há multidões que facilmente embaçam a identidade pessoal. Ao invés disso, há olhares que reconhecem e abraços amorosos que curam corações partidos.

Nas reuniões nos lares a fé deixa de ser um discurso de domingo e torna-se um relacionamento vivo, próximo e caloroso. Não é por coincidência que Jesus frequentemente escolheu os lares como ambiente para seus encontros. Na sala, na cozinha ou ao redor de uma refeição, o Reino tornava-se tangível.

Este tipo de reuniões também despertou os dons de Deus nas pessoas. Em pequenos grupos, todos podem orar, perguntar, ensinar e aprender. O Evangelho incarna por meio das conversas diárias sobre as experiências da família, de trabalho ou de doenças. Portanto, o cristianismo se torna mais uma conversa do que uma palestra, mais vida do que ritual.

Em um mundo ferido pela solidão, os lares novamente tornaram-se espaços para a cura e para o pertencimento. Assim como definiu Agostinho “não há salvação fora da comunidade, pois ninguém se salva sozinho”. Não estamos falando de nostalgia, mas de um redescobrimento da Igreja Viva, aquela que nasceu de um encontro e cresceu ao redor de uma mesa. Os lares nos relembram que o verdadeiro tempo é o Corpo de Cristo que se reúne, cuida uns dos outros e celebra em unidade.

jueves, 20 de noviembre de 2025

LA FE SE HACE VISIBLE EN LA COMUNIDAD

«Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común» (Hechos 2:44). Con estas palabras, las Escrituras relatan el nacimiento de la iglesia cristiana. Desde sus orígenes, los primeros discípulos comprendieron dos verdades fundamentales: que la comunión con Dios era tan bienaventurada que debía compartirse con los demás, y que no era posible perseverar en esa relación divina de manera solitaria. De esa convicción nació la comunidad, y las casas se convirtieron en el espacio natural para vivirla.

La fe cristiana siempre ha sido profundamente comunitaria. Jesús no llamó a individuos aislados, sino a un grupo de discípulos con quienes compartió su vida cotidiana. Ellos pronto entendieron que debían formar un solo pueblo, reunido en los hogares para orar, compartir el pan, alabar y sostenerse mutuamente.

La comunidad fortaleció su fe personal, los animó y sostuvo en medio de las pruebas. Aprendieron a amarse «los unos a los otros», como Jesús enseñó, y ese amor fraternal se transformó en un testimonio misionero que atrajo a muchos al evangelio. Fue en esa comunión donde discernieron la voluntad de Dios, compartieron sus dones y crecieron espiritualmente. El cristianismo sin comunidad pierde su fuerza. Ser parte de una comunidad de fe no es opcional: es vivir el corazón mismo del evangelio. Y no hay mejor ambiente para ello que las casas.

 

TRADUCCIÓN AL INGLÉS

Faith Becomes Visible in Community

“All the believers were together and had everything in common” (Acts 2:44). With these words, Scripture recounts the birth of the Christian church. From its very beginnings, the first disciples understood two fundamental truths: that communion with God was so blessed that it had to be shared with others, and that it was impossible to persevere in that divine relationship in isolation. From that conviction, community was born, and homes became the natural space in which to live it out.

The Christian faith has always been profoundly communal. Jesus did not call isolated individuals, but rather a group of disciples with whom He shared His daily life. They soon understood that they were to become one people, gathered in homes to pray, share bread, worship, and support one another.

Community strengthened their personal faith, encouraged them, and sustained them amid trials. They learned to love “one another,” as Jesus taught, and that brotherly love became a missionary testimony that drew many to the gospel. It was within that fellowship that they discerned God’s will, shared their gifts, and grew spiritually. Christianity without community loses its strength. Being part of a community of faith is not optional—it is living out the very heart of the gospel. And there is no better setting for this than in our homes.

 

TRADUCCIÓN AL PORTUGUÉS

A Fé se torna Visível na Comunidade

“Todos os que creram estavam juntos e tinham tudo em comum” (Atos 2:44). Com estas palavras as Escrituras nos relatam o nascimento da Igreja Cristã. Desde o começo, os primeiros discípulos entenderam duas verdades fundamentais: A comunhão com Deus era uma bênção tão grande que precisava ser compartilhada com as outras pessoas, e que era impossível perseverar nesta relação divina de maneira isolada. A partir destas convicções, a comunidade nasceu e os lares tornaram-se o espaço natural para vivê-la.

A fé cristã sempre foi profundamente comunal. Jesus não chamou indivíduos isolados. Ao invés disso, Ele chamou um grupo de discípulos com os quais Ele compartilhou sua vida diária. Eles rapidamente entenderam que deveriam tornar-se um povo, reunir-se nas casas para orar, partir o pão, louvar e apoiar uns aos outros.

A comunidade fortaleceu a sua fé pessoal, ela os encorajou e os sustentou em meio às provações. Eles aprenderam a amar “uns aos outros” como Jesus ensinou e este amor fraternal se tornou um testemunho missionário que atraiu muitos ao Evangelho. Foi lá dentro daquela comunhão que eles discerniram a vontade de Deus, compartilharam seus dons e cresceram espiritualmente. O cristianismo perde força sem a comunhão. Fazer parte da comunidade de fé não é opcional: é assim que se vive o próprio coração do Evangelho. Não há melhor lugar para isso do que os nossos lares.

jueves, 13 de noviembre de 2025

LA COMUNIDAD: TESTIMONIO DE VIDA

En el Nuevo Testamento, la fe cristiana nunca aparece como un camino solitario, sino como una experiencia compartida en comunidad. Desde el inicio, Jesús no vivió ni anunció el Reino de Dios en aislamiento. Reunió a un grupo de discípulos, compartió con ellos la mesa, la enseñanza y la misión. Su mandamiento de amarse mutuamente marcó el modelo de la futura Iglesia: una fraternidad basada en el servicio y el amor.

 

Las figuras del pueblo de Dios en el Nuevo Testamento son todas de naturaleza comunitaria: un rebaño formado por muchas ovejas, un cuerpo formado de muchos miembros, un templo formado de muchas piedras. Cada creyente es un miembro único e indispensable, con dones que, al unirse, edifican a todo el cuerpo. 

 

Además, la comunidad es el espacio donde el Espíritu Santo se manifiesta con fuerza. Desde Pentecostés, los dones espirituales son repartidos no para el beneficio personal, sino para la edificación mutua. En la oración común, en la corrección fraterna y en la misión compartida, el Espíritu guía y fortalece a los creyentes. 

 

La comunidad también es testimonio vivo ante el mundo. Jesús dijo que el amor de los unos hacia los otros sería la marca de sus verdaderos discípulos. Compartir bienes, orar juntos y cuidar a los más débiles mostraba un estilo de vida alternativo, signo visible del Reino de Dios. La comunidad en la célula es más que un grupo: es el lugar donde Cristo se hace presente, donde el Espíritu obra y donde el amor se convierte en testimonio.

 

 

TRADUCCIÓN AL INGLÉS


The Community: A Testimony of Life

In the New Testament, the Christian faith never appears as a solitary path, but rather as a shared experience within a community. From the very beginning, Jesus neither lived nor proclaimed the Kingdom of God in isolation. He gathered a group of disciples, shared the table, the teaching, and the mission with them. His commandment to love one another became the model for the future Church: a fellowship founded on service and love.

The images of the people of God in the New Testament are all communal in nature: a flock composed of many sheep, a body made up of many members, and a temple built from many stones. Each believer is a unique and indispensable member, with gifts that, when united, build up the whole body.

Furthermore, the community is the place where the Holy Spirit manifests powerfully. Since Pentecost, spiritual gifts have been given not for personal gain but for mutual edification. In common prayer, in fraternal correction, and in shared mission, the Spirit guides and strengthens believers.

The community is also a living testimony before the world. Jesus said that the love they have for one another would be the mark of his true disciples. Sharing goods, praying together, and caring for the weakest demonstrated an alternative way of life—a visible sign of the Kingdom of God. The community within the cell is more than just a group: it is the place where Christ becomes present, where the Spirit works, and where love itself becomes testimony.

 

TRADUCCIÓN AL PORTUGUÉS

A Comunidade: Um Testemunho de Vida

No Novo Testamento, a fé cristã nunca aparece como um caminho solitário, mas sim como uma experiência compartilhada dentro de uma comunidade. Desde o início, Jesus não viveu nem proclamou o Reino de Deus isoladamente. Ele reuniu um grupo de discípulos, compartilhou a mesa, o ensinamento e a missão com eles. Seu mandamento de amar uns aos outros tornou-se o modelo para a futura Igreja: uma comunhão fundada no serviço e no amor.

As imagens do povo de Deus no Novo Testamento são todas comunitárias por natureza: um rebanho composto por muitas ovelhas, um corpo composto por muitos membros e um templo construído com muitas pedras. Cada crente é um membro único e indispensável, com dons que, quando unidos, edificam todo o corpo.

Além disso, a comunidade é o lugar onde o Espírito Santo se manifesta poderosamente. Desde Pentecostes, os dons espirituais têm sido concedidos não para ganho pessoal, mas para edificação mútua. Na oração em comum, na correção fraterna e na missão compartilhada, o Espírito guia e fortalece os fiéis.

A comunidade também é um testemunho vivo diante do mundo. Jesus disse que o amor que eles têm uns pelos outros seria a marca dos seus verdadeiros discípulos. Compartilhar bens, orar juntos e cuidar dos mais fracos demonstrava um modo de vida alternativo — um sinal visível do Reino de Deus. A comunidade dentro da célula é mais do que apenas um grupo: é o lugar onde Cristo se torna presente, onde o Espírito atua e onde o próprio amor se torna testemunho. 

jueves, 6 de noviembre de 2025

LA PRISA, OBSTÁCULO PARA LA ESCUCHA

En una vida acelerada escuchar se vuelve un lujo escaso. Cuando estamos apurados, nuestro cuerpo entra en modo de alerta. Nuestro instinto provoca una respiración más rápida, el corazón se acelera y la mente busca atajos. En ese estado, por mecanismo de supervivencia, solo captamos fragmentos de lo que el otro dice. Interrumpimos, damos por entendido lo que aún no se explicó y respondemos antes de tiempo.

Quien habla percibe la impaciencia en nuestros gestos. El lenguaje no verbal dice más que mil palabras: «no tengo tiempo para ti». Así, sin darnos cuenta, negamos al otro el regalo de nuestra atención plena. La conversación se vuelve un trámite, no un encuentro.

Escuchar de verdad requiere presencia. Es como saborear un buen plato: si lo comemos corriendo, el alimento entra, pero no nutre. De la misma manera, cuando escuchamos con prisa, las palabras pasan, pero no nos transforman. Cultivar pausas es un acto de amor. Respirar, guardar silencio, dejar el celular a un lado y mirar al otro a los ojos. La escucha auténtica no pide horas, sino disponibilidad interior. En un mundo acelerado, detenerse a escuchar con calma es un acto de compasión y amor.


TRADUCCIÓN AL INGLÉS

 

Haste, an Obstacle to Listening

In a fast-paced life, listening becomes a rare luxury. When we are in a hurry, our bodies shift into a state of alertness. Instinct triggers quicker breathing, the heart races, and the mind looks for shortcuts. In that state, as a survival mechanism, we only grasp fragments of what the other person says. We interrupt, assume what has yet to be explained, and respond prematurely.

The speaker senses our impatience through our gestures. Nonverbal language speaks louder than a thousand words: “I don’t have time for you.” In this way, without realizing it, we deny the other person the gift of our full attention. The conversation devolves into a mere transaction, rather than an encounter.

To truly listen requires presence. It is like savoring a delicate dish: if we eat it in a rush, the food goes in, but it does not nourish. In the same way, when we listen in haste, words pass through us, but they do not transform us. Cultivating pauses is an act of love—breathing, embracing silence, putting the phone aside, and looking the other in the eye. Authentic listening does not demand hours, but rather an inner availability. In a fast-moving world, pausing to listen calmly is an act of compassion and love.


TRADUCCIÓN AL PORTUGUÉS

Pressa: um obstáculo à escuta

Na vida em ritmo acelerado, a escuta se torna um luxo raro. Quando estamos apressados, nossos corpos migram para um estado de alerta. O instinto ativa a respiração acelerada, o coração também acelera, e a mente passa a buscar atalhos. Nesse estado, como resposta ao mecanismo de sobrevivência, captamos apenas fragmentos do que a outra pessoa nos diz. Interrompemos, presumimos o que ainda nem foi explicado e respondemos prematuramente.

A pessoa que nos fala percebe nossa impaciência através de nossos gestos. A linguagem não-verbal fala mais alto do que mil palavras: “não tenho tempo para você”. Desta maneira, mesmo sem perceber, privamos a outra pessoa do presente da nossa atenção plena. A conversa se transforma em uma mera transação, ao invés de um encontro.

A escuta verdadeira requer presença. É como saborear um prato delicado: se comermos de uma vez, a comida entra, mas não nutre. De uma maneira semelhante, quando ouvimos com pressa, as palavras passam por nós, mas não nos transformam. Cultivar as pausas é um ato de amor: respirar, abraçar o silêncio, desligar o telefone e olhar o outro olho no olho. A escuta autêntica não demanda horas, e sim uma disponibilidade interna. Em um mundo que se move rapidamente, parar para escutar calmamente é um ato de compaixão e amor. 

jueves, 30 de octubre de 2025

LO SENSACIONAL, OBSTÁCULO PARA ESCUCHAR A DIOS

El ser humano posee una inclinación hacia lo sensacional. Le atrae lo milagroso, lo insólito. Esta fascinación se convierte en uno de los obstáculos para poder escuchar a Dios o entender lo que él desea decirnos. Esto sucedió con los mismos discípulos. Después de resucitar, Jesús caminaba con Pedro. El discípulo amado comenzó a seguirlos y entonces Pedro preguntó al Señor: «Señor, ¿y qué de éste? Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú» (Juan 21:2-22).

Las palabras de Jesús pronto fueron mal interpretadas por la búsqueda de lo espectacular: «Este dicho se extendió entonces entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría». El malentendido fue tan grande que el evangelio de Juan tuvo que aclarar: «Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?». Lo que fue solo una ilustración del Maestro, los discípulos lo estaban distorsionando por la expectativa de algo muy inusual.

 

La decisión de emprender el trabajo celular puede también ser tomada por el entusiasmo de lo espectacular. Por la idea de lograr en pocos días lo que normalmente toma años. En ese caso, ¿no estaríamos malinterpretando lo que Dios desea decirnos? El trabajo celular debe ser emprendido como resultado de una reflexión bíblica y teológica. El objetivo no debe ser lo sobrenatural, sino la obediencia a la Gran Comisión de hacer discípulos de todas las naciones. Esta tarea constante y dedicada pueda no tener características sensacionales, pero es, sin duda, la labor a la cual debemos dedicarnos pacientemente.

 

Quizá lo que Dios desea comunicarnos sea tan sencillo como descubrir en la Biblia su voluntad. Si no esperamos algo sensacional a cada paso, podremos escuchar de mejor manera a Dios.


 

TRADUCCIÓN AL INGLÉS

 

The Sensational, an Obstacle to Hearing God

Human beings have a natural inclination toward the sensational. They are drawn to the miraculous, the unusual. This fascination becomes one of the obstacles to being able to hear God or understand what He wants to tell us. This happened even to the disciples themselves. After His resurrection, Jesus was walking with Peter. The beloved disciple began to follow them, and then Peter asked the Lord: “Lord, what about him?” Jesus replied: “If I want him to remain until I return, what is that to you? You must follow me” (John 21:21–22).

Jesus’ words were soon misinterpreted due to the search for the spectacular: “Because of this, the rumor spread among the believers that this disciple would not die.” The misunderstanding grew so great that John’s Gospel had to clarify: “But Jesus did not say that he would not die; He only said, ‘If I want him to remain until I return, what is that to you?’” What was meant as a simple illustration by the Master, the disciples distorted because of their expectation of something extraordinary.

The decision to embark on cell-based ministry can also be motivated by enthusiasm for the spectacular—by the idea of achieving in a few days what would normally take years. In that case, would we not be misinterpreting what God wants to tell us? Cell ministry must be undertaken as the result of biblical and theological reflection. The goal should not be the supernatural, but obedience to the Great Commission: making disciples of all nations. This ongoing and dedicated work may not carry sensational characteristics, but it is without a doubt the task to which we must patiently devote ourselves.

Perhaps what God desires to communicate to us is as simple as discovering His will in Scripture. If we do not expect something sensational at every step, we may be able to hear God more clearly.


TRADUCCIÓN AL PORTUGÉS

Resistindo à armadilha do Sensacional

Os seres humanos têm uma inclinação natural para o sensacional. Eles são atraídos ao que é miraculoso e incomum. Este fascínio se torna um dos obstáculos à capacidade de ouvir a Deus ou de entender o que Ele quer nos dizer. Os discípulos caíram nesta armadilha. Depois da ressurreição, Jesus fez uma caminhada com Pedro. O discípulo amado começou a segui-los e Pedro perguntou ao Senhor: “Senhor, e quanto a este?” Jesus respondeu: “Se eu quero que ele permaneça até que eu venha, que te importa? Quanto a ti, segue-me.” (João 21:21-22)

As palavras de Jesus foram logo mal interpretadas porque as pessoas procuravam pelo espetacular. “Então, se tornou corrente entre os irmãos o dito de que aquele discípulo não morreria.” O mal-entendido cresceu de tal maneira que o evangelho de João teve que fazer uma explicação: “Ora, Jesus não dissera que tal discípulo não morreria, mas: Se eu quero que ele permaneça até que eu venha, que te importa?” O objetivo do Mestre era dar uma simples ilustração e os discípulos distorceram a resposta por conta da sua expectativa de algo extraordinário.

A decisão de embarcar em um ministério em células também pode ser motivada pelo entusiasmo pelo espetacular, pela ideia de conseguir em alguns dias o que normalmente levaria anos. Neste caso, também não estaríamos nós mesmos mal interpretando o que Deus quer nos dizer? O ministério em células deve ser recebido com resultado de uma reflexão bíblica e teológica. O objetivo não deve ser sobrenatural, mas a obediência à Grande Comissão: Fazer discípulos de todas as nações. É possível que esta tarefa dedicada e contínua não venha carregada de características sensacionais, mas sem dúvida alguma é uma tarefa à qual devemos nos devotar pacientemente.

Talvez o que Deus queira nos comunicar seja algo tão simples quanto a descoberta da Sua vontade nas escrituras. Se não tivermos a expectativa de algo sensacional a cada passo, é possível que consigamos ouvir a Deus com muito mais clareza.

jueves, 23 de octubre de 2025

ESCUCHAR ANTES DE ACTUAR

Dios ha dotado a los seres humanos con el don de la razón, lo que les permite tomar decisiones basadas en sus juicios personales y experiencias de vida. Sin embargo, los cristianos cuentan con un recurso aún mayor: la posibilidad de consultar al Creador. Las Escrituras no solo muestran que es posible acudir a Dios en busca de dirección, sino que presentan este acto como algo esencial que siempre debe hacerse.

Moisés hablaba con Dios para saber cómo guiar al pueblo (Éxodo 33:11). A Josué le fue dado el Urim como medio para consultar al Señor (Números 27:21). El rey David preguntaba a Dios antes de ir a la batalla (1 Samuel 23:2,4). El rey Josafat pidió al profeta Eliseo que consultara a Dios para conocer su voluntad (2 Reyes 3:11). Y el rey Josías también recurrió al Señor a través de la profetisa Hulda (2 Reyes 22:18-20).

En el Nuevo Testamento encontramos a los discípulos consultando a Dios sobre quién debía ser el sucesor de Judas (Hechos 1:24-26). En su encuentro con Cristo, Saulo preguntó: “¿Qué quieres que haga?” (Hechos 9:6). Además, Santiago 1:5 nos anima a pedir a Dios sabiduría, con la certeza de que Él la dará abundantemente.

Consultar a Dios no es un atrevimiento, sino un acto de humildad. Implica reconocer que Él sabe más que nosotros y que su criterio es mucho más sabio que el nuestro. Por eso, al tomar decisiones, debemos detenernos y preguntar, junto con Saulo: «Señor, ¿qué quieres que haga?». Quien consulta a Dios camina seguro.


TRADUCCIÓN AL INGLÉS 


Listening Before Acting

God has given human beings the gift of reason so that we can make decisions based on judgment and experience. Yet for the Christian, there is an even greater privilege: we can consult the Creator Himself. Scripture teaches not only that it is possible to ask God for direction, but that it is necessary to do so.

Moses spoke with God to learn how to lead the people (Exodus 33:11). Joshua received the Urim to seek the Lord’s counsel (Numbers 27:21). David inquired of God before entering battle (1 Samuel 23:2, 4). Jehoshaphat called upon the prophet Elisha to discern God’s will (2 Kings 3:11). And Josiah sought the Lord through the prophetess Huldah (2 Kings 22:18–20).

In the New Testament, the disciples prayed for guidance to choose Judas’s replacement (Acts 1:24-26). When Saul met Christ, his first words were, “What do You want me to do?” (Acts 9:6). James reminds us that if anyone lacks wisdom, he should ask God, who gives generously (James 1:5).

To consult God is not an act of arrogance but of humility. It is to confess that His knowledge surpasses ours and that His judgment is infinitely wiser. For this reason, when making decisions, we must pause and ask with Saul: “Lord, what do You want me to do?” Those who seek God walk in safety.


TRADUCCIÓN AL PORTUGUÉS

Escutando antes de agir

Deus entregou aos seres humanos o dom da razão, de maneira que possamos tomar decisões baseadas em nosso julgamento e experiência. Ainda assim, há um privilégio ainda maior para os cristãos: nós podemos perguntar ao próprio Criador. As escrituras nos ensinam que pedir direcionamento para Deus não apenas é possível, mas é também necessário.

Moisés falou com Deus para aprender como liderar o povo (Êxodo 33:11). Josué recebeu o Urim ao buscar o conselho do Senhor (Números 27:21). Davi inquiriu a Deus antes de entrar em Batalha (1 Samuel 23:2-4). Josafá chamou ao profeta Eliseu para discernir a vontade de Deus (2 Reis 3:11). Josias buscou ao Senhor por meio da Profetisa Hulda (2 Reis 22:18-20).

No Novo Testamento, os discípulos oraram pedindo por orientação para escolher o substituto de Judas (Atos 1:24-26). Quando Saulo se encontrou com Cristo, suas primeiras palavras foram: “O que queres que eu faça?” Tiago também nos recorda que se alguém precisa de sabedoria, deve pedir a Deus, que a todos dá liberalmente (Tiago 1:5)

Consultar a Deus não é um ato de arrogância, mas de humildade. É uma maneira de declarar que a sabedoria de Deus é maior do que a nossa e que o seu julgamento é infinitamente mais sábio. Por este motivo, quando tomarmos decisões devemos parar e perguntar assim como Saulo: “Senhor, o que queres que eu faça?” Aqueles que buscam a Deus andam em segurança.

jueves, 16 de octubre de 2025

EL SILENCIO Y LA ESCUCHA DE DIOS

Hoy vivimos rodeados de un incesante ruido externo: redes sociales, medios de comunicación, teléfonos, información constante. Todo esto genera ansiedad, preocupaciones y fragmentación interior. En medio de tal saturación de estímulos, donde la velocidad y la dispersión marcan el ritmo, se hace difícil discernir la voz de Dios, quien rara vez grita, sino que llama desde lo profundo. En este contexto, el silencio se convierte en un acto contracultural: una manera de resistir la superficialidad y abrir espacio a lo esencial. 

El relato de Elías en el Horeb (1 Reyes 19:11-12) nos recuerda que Dios no se manifestó en el viento, ni en el terremoto, ni en el fuego, sino en «un susurro suave». El silencio, por tanto, no es vacío, sino un lenguaje sutil de Dios que exige atención y disponibilidad interior.

 

El silencio puede practicarse al dedicar momentos sin distracciones para simplemente estar en la presencia de Dios. También puede vivirse en la lectura orante de la Escritura, dejando espacio para una acogida receptiva. Cuando aprendemos a valorar la soledad y a entrar en el silencio, sintonizamos con los ritmos de la creación y descubrimos en ellos un camino de encuentro con Dios.

 

Lejos de ser un lujo, el silencio es hoy un lugar de resistencia espiritual y de apertura al misterio divino. Es el espacio interior donde la Palabra se encarna en nosotros y desde el cual podemos hablar y actuar con autenticidad.


 

TRADUCCIÓN AL INGLÉS 


Silence and Listening to God

Today we live surrounded by incessant external noise: social media, mass media, phones, constant information. All of this generates anxiety, worries, and inner fragmentation. In the midst of such saturation of stimuli, where speed and distraction set the pace, it becomes difficult to discern the voice of God, who rarely shouts but rather calls from the depths. In this context, silence becomes a countercultural act: a way of resisting superficiality and opening space for what is essential.

 

The story of Elijah on Mount Horeb (1 Kings 19:11–12) reminds us that God did not reveal Himself in the wind, nor in the earthquake, nor in the fire, but in “a gentle whisper.” Silence, therefore, is not emptiness, but a subtle language of God that demands attentiveness and inner openness.

 

Silence can be practiced by dedicating moments free of distractions simply to be in God’s presence. It can also be lived through prayerful reading of Scripture, leaving space for a receptive welcome. When we learn to value solitude and enter into silence, we attune ourselves to the rhythms of creation and discover within them a path of encounter with God.

 

Far from being a luxury, silence today is a place of spiritual resistance and openness to the divine mystery. It is the inner space where the Word takes flesh within us and from which we can speak and act with authenticity.


 

TRADUCCIÓN AL PORTUGUÉS 


Silêncio e Ouvir a Deus

Hoje, vivemos cercados por um ruído externo incessante: mídias sociais, meios de comunicação de massa, celulares e informações constantes. Tudo isso gera ansiedade, preocupações e fragmentação interior. Em meio a essa saturação de estímulos, onde a velocidade e a distração ditam o ritmo, torna-se difícil discernir a voz de Deus, que raramente grita, mas chama das profundezas. Nesse contexto, o silêncio se torna um ato contracultural: uma forma de resistir à superficialidade e abrir espaço para o essencial.

A história de Elias no Monte Horebe (1 Reis 19:11-12) nos lembra que Deus não se revelou no vento, nem no terremoto, nem no fogo, mas em “um sussurro suave”. O silêncio, portanto, não é vazio, mas uma linguagem sutil de Deus que exige atenção e abertura interior.

Podemos praticar o ouvir dedicando momentos livres de distrações para estar na presença de Deus. Também pode ser vivido por meio da leitura orante das Escrituras, abrindo espaço para uma acolhida receptiva. Quando aprendemos a valorizar a solitude e a entrar em silêncio, sintonizamo-nos com os ritmos da criação e descobrimos neles um caminho de encontro com Deus.


Longe de ser um luxo, o silêncio hoje é uma prática necessária que abre nossas mentes e corações ao mistério divino de Deus. É o espaço interior onde a Palavra se encarna em nós e a partir do qual podemos falar e agir com autenticidade.